Tres tendencias tecnológicas que marcarán esta década

El nuevo año ya nos ha traído una serie de eventos llamativos. Los titulares de este año estarán dominados por el conflicto en el Medio Oriente, la insurgencia en Hong Kong, el Brexit y la reelección (o no) del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Las tendencias, por otro lado, tienden a ser lentas, incrementales y más difíciles de comprender. Pero, como argumentó el historiador Fernand Braudel, éstas determinan los acontecimientos. Aquí hay tres tendencias tecnológicas que creo que marcarán esta década.

El poder de China

Primero, la tecnología china reinventará las finanzas. En Occidente, los inversionistas están entusiasmados con las fintech, en las que convergen las finanzas y la tecnología para ofrecer servicios conocidos de manera más eficiente. Cuando se trata de China, sería más preciso describir el proceso como techfin: la tecnología está rediseñando completamente las finanzas desde la perspectiva del usuario del teléfono inteligente. Se podría describir la ventaja del rezagado.

La velocidad a la que China pasó de ser una economía de pagos en efectivo a una economía de pagos digitales es asombrosa: en 2017 se realizaron cerca de US$ 17 billones (millones de millones) en transacciones en línea. El volumen de pagos móviles de China es más de 50 veces más alto que el de EEUU.

Ese crecimiento ha sido impulsado principalmente por dos empresas tecnológicas: Alibaba y Tencent. Para facilitar los pagos en su plataforma de comercio electrónico, Alibaba creó una billetera electrónica, que impulsó el extraordinario crecimiento de Alipay y creó temporalmente el mayor fondo del mercado monetario del mundo.

Su rival Tencent desarrolló su negocio financiero, WeChat Pay, a partir de sus aplicaciones de mensajería y juegos. Ahora tiene 900 millones de usuarios. Ambas compañías todavía tienen espacio para crecer en la zona rural de China. Pero quizás las oportunidades más atractivas se encuentran en el extranjero. Cerca de 1.700 millones de personas en el mundo no usan servicios bancarios. Cuando entren en línea, buscarán servicios financieros digitales baratos, convenientes e integrados, como los que ha creado China. China tiene la oportunidad de reinventar las finanzas del siglo XXI.

Poder de la computación

La segunda tendencia es el crecimiento del poder de la computación. Actualmente, los límites de la física están restringiendo el número de transistores que pueden integrarse en un chip de silicio, amenazando con romper la ley de Moore, que dice que la potencia de procesamiento se duplica cada dos años. Esto no le preocupa demasiado a la industria informática y no debería degradar la experiencia del usuario, siempre y cuando los ingenieros se vuelvan más innovadores de otras maneras.

El paso de la computación a la nube y al “borde” (aplicaciones de teléfonos inteligentes en el dispositivo) ha creado nuevas arquitecturas de conectividad. La expansión de las redes 5G resultará en intercambios de datos mucho más ricos. Los avances en el diseño especializado de chips y la computación cuántica también pueden conducir a diferentes formas de entregar mejores resultados. Pero quizás la tendencia más intrigante es cuán rápido se mejorará el software.

Marc Andreessen, el empresario e inversionista estadounidense, dice que el trabajo de los programadores de software ha sido fácil durante décadas gracias a la ley de Moore, pero que ahora deben elevar su nivel. “El software actual es enormemente ineficiente”, dijo en un podcast reciente. “Este es el momento para que los programadores de software sean realmente eficaces con respecto a la optimización”. Esto ya estaba sucediendo, dijo, en el campo de la inteligencia artificial y el sector de las criptomonedas. ¿Puede la ley de Moore “trasladarse” del hardware al software, como ha especulado Chris Bishop de Microsoft Research?

Secuenciación del genoma

La tercera tendencia es el costo cada vez más bajo de la secuenciación del genoma. Así como el hardware ha sido transformado por la ley de Moore, la industria farmacéutica se ha visto afectada por la ley de Eroom (Moore deletreado al revés). Esta ley sostiene que el desarrollo de medicamentos se ha vuelto significativamente más lento y costoso, en parte porque ya se han descubierto la mayoría de las cosas simples.

Pero el extraordinario colapso en el costo de la secuenciación del genoma podría abrir el camino para la medicina personalizada. El Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano en EEUU estima que el costo de secuenciar un genoma humano se redujo de US$ 14 millones en 2006 a cerca de US$ 1.000 una década después. Actualmente parece que se podrá lograr por menos de US$ 100. Se pronostica que hasta 2 mil millones de personas tendrán su genoma secuenciado para 2025. Como resultado, es posible que pasemos de ser seguidores de reglas biológicas a creadores de esas reglas. Esa tendencia tiene algunas dimensiones éticas aterradoras pero ofrece una promesa notable para el tratamiento de ciertas enfermedades.

Todas las predicciones tecnológicas siguen estando sujetas a otra regla, la ley de Amara, que establece que sobreestimamos el efecto de muchas tecnologías a corto plazo, pero las subestimamos a largo plazo. A menudo es más fácil predecir qué puede suceder que cuándo sucederá. Por esa razón, nadie puede hacer afirmaciones indiscutibles sobre el impacto que tendrán estas tendencias para el final de la década. Pero sin duda será fascinante descubrirlo.